
Lo más top que puedes hacer en Maldivas es dejarte llevar y disfrutar de sus playas de postal. Ya sabes, arena blanca, agua turquesa, y ese rollo de no hacer absolutamente nada más que relajarte. Pero oye, si eres como yo y no aguantas mucho sin moverte, tranquilo que hay más cosas por hacer de lo que parece a simple vista.
Maldivas tiene casi 1.200 islas repartidas en 26 atolones, así que opciones no te van a faltar. Y sí, yo también pensaba al principio que todas eran iguales, que solo había resorts de lujo y que era un destino para recién casados en modo romántico total. Pero nada que ver, te lo juro. Por eso quise escribir esta guía, para contarte todo lo que se puede hacer más allá de tostarse al sol.
Después de patearnos unas cuantas islas y vivir la experiencia desde dentro, puedo decirte que Maldivas tiene mucho más que ofrecer. En este post te voy a compartir los sitios que más nos sorprendieron, lo que vale la pena ver, y unas cuantas actividades que van desde lo tranquilo hasta lo más aventurero, para que tú también puedas sacarle el máximo a tu viaje.
Así que nada, ponte cómodo, que esto va a estar bueno. ¡Vamos al lío!
Disfrutar de las playas de Maldivas.
Vale, esto puede sonar a lo típico, pero te lo digo tal cual: si vas a Maldivas, lo primero que tienes que hacer es disfrutar a muerte de sus playas. Porque sí, son justo como te las imaginas o incluso mejores. Arena súper blanca, agua transparente de ese azul que no necesita filtro, y palmeras que parecen colocadas a propósito para la foto perfecta. Y lo mejor de todo es que da igual la época del año en la que vayas: la temperatura ronda los 28 grados y el agua está calentita siempre, así que te puedes dar un buen baño sin pensar en el frío.
Ahora, seguro que te estás preguntando: “¿y dónde están las mejores playas?”. Pues te diría que no te rayes mucho con eso. A diferencia de otros destinos, aquí casi todas las playas son igual de brutales. Vayas a la isla que vayas, vas a encontrar ese paraíso que estás buscando. Eso sí, si piensas quedarte en un resort, te recomiendo mirar bien los comentarios de otros viajeros, porque ahí puedes ver detalles que marcan la diferencia. Y si tu plan es quedarte en una isla local (que también mola muchísimo), échale un ojo a qué tiene de especial cada una para que elijas la que mejor se adapte a tu rollo.
Ah, y algo importante que tienes que tener en cuenta: Maldivas es un país musulmán, así que en las islas locales hay algunas normas de vestimenta. En los resorts puedes estar en bikini o bañador sin problema, pero si te alojas en una isla local, vas a encontrar zonas específicas llamadas “bikini beach”, que están bien señalizadas. Solo ahí te puedes bañar como quieras. En el resto de playas locales, toca cubrir hombros y rodillas, incluso para meterse al agua. No es un drama, pero está bien saberlo para no meter la pata sin querer.
En resumen, si lo que quieres es desconectar, tirarte al sol, darte chapuzones en agua cristalina y olvidarte del reloj, Maldivas es el sitio. Y no importa si vas con pareja, con amigos o solo, porque este lugar tiene una magia que te atrapa sí o sí.

Malé, descubre la capital.
Muchos pasan por alto Malé cuando planean su viaje a Maldivas, pero te voy a decir una cosa: si tienes un ratito libre o si tu vuelo llega a deshora y te toca quedarte por ahí, aprovecha y date una vuelta por la capital. Yo lo hice sin muchas expectativas, y al final me sorprendió más de lo que pensaba.
Malé es una ciudad pequeña, está en una islita que no llega a los 9 km², pero vive ahí casi la mitad de la población del país. Así que imagínate: todo muy compacto, con un ritmo bastante movido y un contraste brutal si vienes de pasar días en islas tranquilas. No es lo más bonito del mundo, eso hay que decirlo, pero sí tiene su encanto si lo miras con ojos curiosos.
Lo que más me gustó fue perderme por sus mercados. El mercado de pescado es una pasada si te mola ver cómo se mueve la vida local. Es caótico, huele fuerte, pero es auténtico. Vas a ver atunes gigantes, vendedores cortando pescado como si fuera mantequilla y un ir y venir de gente que no para. Al ladito tienes otros mercados donde venden fruta, verdura, especias y pescado seco. Es el tipo de sitio donde realmente sientes que estás en otro país, no solo de paso.
Otro rincón que me llamó la atención fue la Antigua Mezquita del Viernes. No se puede entrar si no eres musulmán, pero desde fuera ya impone. Está hecha con bloques de coral tallados, y tiene un rollo muy especial, sobre todo sabiendo que data del siglo XVII. El jardín que la rodea es tranquilo y se agradece si vienes de caminar con calor.
También me pasé por el Museo Nacional. No te voy a mentir: no es el Louvre ni mucho menos, pero tiene piezas curiosas que te ayudan a entender un poco más la historia de estas islas. Hay trajes tradicionales, armas antiguas, corales gigantes… y lo mejor es que casi no hay gente, así que lo ves todo con calma. La entrada cuesta unos 160 rufiyas, que al cambio no es mucho.
Si vas con ganas de playa, aunque estés en Malé, hay un par de opciones. Las playas artificiales no son como las de los atolones, claro, pero no están mal para un chapuzón rápido. Eso sí, importante: no son “bikini beach”, así que toca cubrirse hombros y rodillas. Tenlo en cuenta si vas en modo turista total.
Otro sitio que me pareció curioso fue la Mezquita del Rey Salman, que es bastante nueva (la construyeron en 2021). Es enorme y tiene una cúpula azul que se ve desde varios puntos de la ciudad. Aunque no llegué a entrar, por fuera ya impresiona.
Y si buscas un poco de verde, Sultan Park es el sitio. No es muy grande, pero es tranquilo, con sombra y bancos donde ver pasar la vida local. Es de esos sitios donde te sientas, respiras y te das cuenta de que estás en un lugar único.
Si prefieres que te lo cuenten en directo y en español, también hay tours guiados que duran unas tres horitas. Te enseñan los puntos clave y te explican la historia de Malé con más detalle. Yo no lo hice, pero hablé con gente que sí y me dijeron que vale la pena si quieres aprovechar el tiempo sin ir dando vueltas a lo loco.
Así que ya sabes, si tienes unas horas libres en Malé, no te encierres en el hotel. Sal a la calle, piérdete un rato y mira la ciudad con curiosidad. No será lo más bonito del viaje, pero sí te va a dar otra perspectiva de lo que es Maldivas más allá de los resorts y las playas de ensueño.

Visitar islas locales.
Algo que descubrimos muy pronto en nuestro viaje por Maldivas es que no todo son resorts de lujo sobre el agua ni playas sacadas de un fondo de pantalla. Aunque esas postales existen (¡y vaya si existen!), también hay otra cara menos turística y mucho más real que vale la pena conocer: las islas locales. Y te aseguro que pasar por alguna de ellas te cambia por completo la visión que uno tiene del país.
Te cuento un poco cómo va la cosa. En Maldivas hay dos tipos de islas: las privadas, donde solo hay un resort, y las locales, que son donde vive la gente de verdad, con sus casas, sus tiendas, sus colegios y su ritmo cotidiano. Visitar una de estas islas no solo es interesante, sino que diría que es casi necesario si no quieres irte con esa sensación de «vale, muy bonito todo, pero ¿y la cultura?».
Moverse entre islas es bastante fácil. Hay ferris públicos, los típicos dhonis, que te cuestan lo mismo que un par de cafés (unos 2 o 3 euros, dependiendo del trayecto), y también speedboats, que son más rápidos pero algo más caros. La mayoría de estas islas locales son súper tranquilas, sin grandes edificios, calles sin asfaltar y casitas bajitas, muchas pintadas de colores vivos que le dan un toque muy alegre al entorno.
Una de las cosas que más me gustó fue simplemente caminar sin rumbo. Vas encontrando pequeñas tiendas, mezquitas, escuelas, campos de deporte y esas hamacas típicas hechas con redes que están por todos lados, ideales para sentarte a la sombra y ver pasar la vida. Si quieres ver movimiento local de verdad, te recomiendo salir a pasear a primera hora de la mañana o ya al caer la tarde, que es cuando la gente se anima a salir a la calle porque durante el día el calor pega fuerte.
Desde 2009, muchas de estas islas comenzaron a abrir guesthouses y pequeños alojamientos, lo que ha hecho que Maldivas deje de ser un destino solo para ricos o lunas de miel. Ahora se puede viajar con un presupuesto mucho más ajustado, quedándote en alojamientos por unos 30 o 40 euros la noche, y aún así disfrutar de playas brutales, snorkel, buceo y la vida isleña.
Para ponértelo fácil, te dejo aquí algunas de las islas locales que más nos gustaron o que son conocidas entre los viajeros que prefieren un viaje más auténtico:
Ukulhas – Está en el atolón Alif Alif y es una pasada si lo tuyo es el snorkel. Tiene un arrecife justo delante de la isla y no es raro ver tiburones pequeñitos, mantarrayas, tortugas… Además, todas sus playas son bikini beach, así que puedes estar a tus anchas. Tiene buen equilibrio entre turismo y tranquilidad.
Rasdhoo – Muy cerca de Ukulhas, se puede llegar en ferry por menos de 2 euros. Es súper popular entre mochileros y amantes del buceo, con un montón de puntos de inmersión y snorkel. Además, desde aquí puedes visitar esas lenguas de arena impresionantes como Madivaru y Madivaru Finolhu.
Thoddoo – Esta tiene algo que la hace diferente: plantaciones. Sí, cultivan frutas y verduras, lo cual es rarísimo en Maldivas. Además de sus dos bonitas bikini beaches, los arrecifes aquí también son muy buenos para ver tortugas.
Maafushi – Fue la pionera en abrirse al turismo low cost. Es de las más grandes y desarrolladas, así que si buscas variedad de alojamientos, agencias de tours y opciones más económicas, este es tu sitio. Está muy bien conectada con Malé, así que también es cómoda si no tienes muchos días.
Fulidhoo – Esta la visitamos desde Maafushi en ferry y tiene un encanto especial. Pequeña, tranquila y con una playa preciosa donde incluso vimos rayas muy cerca de la orilla. Si te mola el plan chill total, te la recomiendo.
Gulhi – Aunque es bastante chiquita, tiene una playa genial y tranquila. Es habitual ver tiburones de puntas negras nadando cerca de la orilla (son inofensivos, no te asustes). Ideal para una escapada breve si vas con poco tiempo.
Omadhoo – Personalmente, es de nuestras favoritas. No está tan explotada como otras, pero tiene un arrecife largo y lleno de vida, buenas playas y un desarrollo turístico moderado. Lo justo para sentirte cómodo sin perder la esencia local.
Guraidhoo – Está muy bien conectada con Maafushi y Malé. Lo más top de esta isla es el famoso «Guraidhoo corner», un lugar brutal para bucear donde, gracias a las corrientes, se ven tiburones grises y de puntas blancas. Si te gusta el buceo con emoción, apúntala.
En resumen, recorrer alguna de estas islas te permite vivir otra Maldivas, una que muchos no conocen y que, sinceramente, nos dejó con ganas de más. Porque sí, las playas son una maravilla, pero conocer a la gente, ver cómo viven, escuchar el idioma, probar su comida y alejarse un poco del mundo perfecto de los resorts… también es parte del viaje.
¿Te animarías tú también a conocer esta otra cara de Maldivas?

Visitar islas deshabitadas.
Vale, ya sabemos que las islas locales y los resorts molan, pero hay algo que te recomiendo sí o sí si vas a Maldivas: visitar una isla deshabitada. Hay cientos, literalmente, y muchas están súper cerca de donde te alojes. Solo tienes que preguntar en alguna agencia o, mejor aún, hablar con algún pescador local, que conocen todo al dedillo.
Normalmente acuerdas con ellos a qué hora te recogen, así que lleva agua, algo de comer y buena protección solar. Muchas de estas islas tienen sombra gracias a las palmeras, así que no estarás al sol todo el rato.
Y créeme, estar solo (o casi) en una islita de arena blanca rodeada de agua cristalina es una pasada. Nada de gente, ni ruido, solo tú y el mar. Una experiencia que no se olvida fácil.
Disfruta haciendo snorkel.
A ver, si hay algo que tienes que hacer en Maldivas sí o sí, es snorkel. El agua es tan clara y los fondos marinos están tan llenos de vida que es imposible no alucinar. Te pones la máscara, el tubo, y de repente estás nadando entre peces de colores, corales, rayas, tortugas… una locura.
Eso sí, todo depende de en qué isla estés. Hay algunas que tienen arrecifes espectaculares justo en la orilla, y otras donde lo mejor es apuntarte a una excursión para ver puntos más potentes. Incluso hay lugares específicos donde puedes ver tiburones, mantarrayas o, con suerte, el tiburón ballena.
Pero ojo, no todo vale. Infórmate bien antes de contratar cualquier tour. Por el boom del turismo, algunos están haciendo las cosas fatal, con muchísima gente y sin cuidar a los animales. Y tú ya sabes: nada de tocar corales, ni fauna, y usa protector solar que no dañe el mar. Que disfrutes el paraíso no significa que lo destroces.

Buceo en las Maldivas.
Si lo tuyo es el buceo —o siempre has querido probarlo— Maldivas es uno de esos destinos que no decepciona. Da igual si ya tienes experiencia o si estás pensando en hacer tu primer bautismo, porque aquí el mar lo pone todo muy fácil: aguas cálidas, súper claras y llenas de vida. Y cuando digo «vida», hablo de bichos grandes: tiburones martillo, tiburones ballena, mantarrayas, tortugas… una pasada.
Ahora, elegir dónde bucear entre tantas opciones puede volverse un lío, así que te dejo lo más top:
- Atolón Ari: es el más famoso y con razón. Aquí puedes hacer inmersiones con corriente y ver tiburones enormes, o si prefieres algo más tranquilo, hay zonas de coral increíbles cerca de Radshoo.
- Atolón Baa: ideal si vas entre mayo y noviembre. Hay unas formaciones llamadas thilas que están llenas de vida, y si tienes suerte, verás mantarrayas en Hanifaru Bay. Es como una fiesta submarina.
- Malé Norte: es fácil llegar y tiene joyitas como un barco hundido (el Maldives Victory) y Manta Point, perfecto para ver mantas de cerca.
- Malé Sur: desde Maafushi puedes llegar a sitios como Cocoa Thila o las cuevas de Vadhoo, con menos corriente y un montón de fauna: bancos de peces enormes, tortugas, tiburones de arrecife… brutal. Se puede reservar desde este enlace si te animas a hacer un bautismo de buceo.
- Atolón Addu: más al sur y menos masificado. Aquí puedes bucear con mantas, tiburones y explorar el pecio del Loyalty, un petrolero británico que es de lo más icónico. Puedes reservar a través de aquí.
Si es tu primera vez, no te ralles: hacer un bautismo aquí es un sueño. Solo por lo que se ve en la primera inmersión ya vale totalmente la pena.
Tipo de deportes acuáticos.
No te vamos a negar que lo mejor que hacer en Maldivas es, simplemente, dejarse llevar por sus playas paradisíacas. Pero si temes aburrirte, échale un vistazo a esta lista de actividades que hemos preparado: puede que te sorprendas.
Con casi 1.200 islas coralinas repartidas en 26 atolones, las posibilidades para explorar Maldivas son muchísimas. Si estás pensando en viajar a este rincón del mundo y te preguntas si todo se resume a sol y playa o si realmente es solo para lunas de miel, quédate por aquí. Basándonos en nuestra experiencia explorando el archipiélago, hemos creado esta guía con los mejores lugares que ver y cosas que hacer en Maldivas, perfecta para todo tipo de viajeros.
Empezamos por todo lo alto. Las icónicas villas sobre el agua son uno de los grandes atractivos de Maldivas. De las casi 1.200 islas, solo unas 200 están habitadas y muchas de ellas funcionan como islas-resort, es decir, están ocupadas por un único alojamiento de lujo.
Sí, sabemos que dormir en una water villa no es barato, pero si puedes hacer el esfuerzo, vivirás una experiencia inolvidable. Imagina despertar con vistas al océano turquesa, darte un chapuzón desde tu terraza privada o hacer snorkel directamente desde tu villa. Algunas incluso tienen piscina o jacuzzi privado.
¿Precios? Dependen mucho de la temporada y del resort, pero es difícil encontrar opciones por menos de 400 € la noche para dos personas. Lo ideal es reservar con antelación para conseguir buenas ofertas.
Resorts recomendados con buena relación calidad-precio:
- Diamonds Thudufushi Maldives Resort and Spa: fue nuestra elección y te lo recomendamos al 100%.
- Coco Bodu Hithi: sus villas con piscina privada y su ubicación te enamorarán.
- Cinnamon Dhonveli Maldives: cercano a Malé, ideal para ahorrar en traslados.
- Centara Ras Fushi Resort and Spa Maldives: villas desde 500 € la noche y buen acceso desde Malé.
Muchos viajeros optan por pasar una o dos noches en una villa sobre el agua y el resto en alojamientos más sencillos, incluso en islas locales como Maafushi, Gulhi o Rasdhoo, donde puedes encontrar habitaciones desde 40 € la noche.
